16 mayo 2011

Os presento a mi clase

Aprovechando que uno de los temarios de la semana pasada fue sobre Internet y los blogs, comenté a mis compañeros que estaba escribiendo uno sobre mis vivencias en Bournemouth y que no podía continuar la historia si no tenía una foto de ellos, así que el miércoles no faltó ninguno y aquí les presento a mi clase.



De izquierda a derecha:

Keiko (Corea), Ángela (Colombia), Abdúl (Libia), Stephanie (Bélgica), Alfredo (Colombia), Cathy (la seño), Woo (pronunciado Uuu, Corea), Eduardo (Sevilla), Kan (de pie, Turquía), Bryan (Corea), Marcos (Venezuela), Sebastian (Bélgica).

Me siento como una niña de 15 años. Me paso la mañana haciendo bromitas por lo ‘bajini’ cuando la seño no mira, quedando para quedar el fin de semana en casa de alguien para hacer botellón porque es más barato, y hasta recibiendo corazoncitos. A Abdúl esta semana le ha dado por llamar mi atención y formar con el pulgar y el índice de cada mano, dos medios corazones y luego dice “you, and me” y los junta (tan mono!), ¿no es como volver a tener 15 años?

Keiko (coreana) regresó a clases esta semana después de unas cortas vacaciones en casa. Es muy graciosa porque no habla, durante la clase no la oyes pero cuando le toca leer le entra una pequeña risa nerviosa que el otro día terminó por espantar a Alfredo (colombiano). Hace dos días se sentó a mi lado diciendo “ah, no, yo me voy a sentar acá que esta tipa está bien loca y no para reírse muy raro”, ahora lo pienso y me entra la risa.

Stefhanie (belga) es la empollona de la clase. La que siempre tiene los deberes hechos, disciplinada y tranquila. Es muy dulce, algo tímida y está siempre dispuesta a echar una mano cuando le preguntas algo. ¡Lovely!

La seño Cathy, es gigante. No sé cuánto mide (tampoco sé por qué no se lo he preguntado aún) pero el primer día que se levantó de la silla aluciné. Con ella damos vocabulario, listening y speaking, y tiene muy buen humor. Bromea, nos vacila y es muy expresiva con la cara, así que cuando no le gusta una respuesta… me encantaría poder sacarle una foto. (El lugar que ocupa ella en la foto, es donde yo me siento normalmente).

Woo y Bryan son coreanos, y como tal, pensé que eran hermanos, pero nada que ver. Una anécdota: que sepan que los asiáticos cuando hablan en inglés tampoco saben pronunciar la ‘r’. Woo tuvo que leer una palabra el otro día que sonaba a ‘rr’ y casi me exploto. Lo cierto es que no he dejado de alucinar con ellos desde el primer día, con ellos y con Abdúl, y supongo que se debe a la tan distinta cultura que tenemos. Me explico.

Por ejemplo, Bryan para empezar contó que no tienen cumpleaños, naciste en un mes determinado de un año, y ya. Además, cuando naces ya has cumplido un año y si naciste en diciembre, al año siguiente cumples dos; por lo tanto Bryan tiene 38 años en Europa y 40 en Corea. Unos de los temarios fue la comparación entre cuando íbamos al colegio con el actual y Bryan dice que ellos iban a clase todos los días, a excepción de algún viernes, de 08:00 a 22:00 horas; que las clases estaban formadas por una media de 70 personas, sólo chicos, y que para jugar al fútbol o a algún deporte hacían turnos de 10 minutos.

Pero lo más fuerte es lo de Abdúl. Él entró en un colegio militar con siete años, y desde esa edad ya lucía un uniforme de guerra. No puede regresar a su país porque ahora debería estar combatiendo, así que le han tachado de desertor, por lo que si regresase podrían matarle, “es el precio”, me dijo el otro. Toda su familia vive en Libia, y habla con su madre cada dos semanas sólo cinco minutos. Cuando acabe el curso, a finales de julio, se irá a vivir a Túnez porque allí tiene amigos, pero nunca más podrá volver a casa. (Se me pusieron los pelos de punta).

Eduardo es un sevillano que conocí en el hotel en el que me hospedé la semana que vine a buscar academia. También regresó hace unos días de casa “cargaíto de jamones”, como dijo él. Se le ve buena gente aunque es bastante reservado. Poco a poco, supongo.

El que está de pie en la foto es Kan, es de Turquía. Todo en él es contradictorio, hasta su trabajo, nunca pensé que lo hiciera y menos que fuera marchante de arte, el otro día éste era el tema de conversación y me dejó de piedra. Además, es el típico que tiene cara de corta rollo, ése que te abronca con la cara sin ningún motivo, y a mí me hace mucha gracia. El otro día se sentó a mi lado y me preguntó que por qué le miraba y me entraba la risa, y le expliqué que su cara de enfadado sin motivos me hacía mucha gracia y que me entraban muchas ganas de chincharlo. Así que cuando el viernes acabamos las clases le dije que sus deberes para el fin de semana era sonreír al menos una vez, casi me muero de la risa al verle la cara. Lo cierto, es que se ha convertido un poco en mi compi de perrerías en clase. El otro día le dije que si seguíamos así que me iba sentar en la otra esquina de la clase y me dijo que perfecto, que él se mudaba conmigo.

A Marcos, ya lo conocéis, es el que nunca más en la vida volverá a rechazar un café. Se ha ido una semana a Estambul, a casa de unos amigos de Kan porque dice que “en Estambul, el amigo de un amigo, es el amigo de todos y así estará seguro, bien acompañado y podrá ver cosas más tradicionales”. Ángela y yo le preguntamos a Kan cuán amigos éramos de él... es que no estaría mal un viaje al interior de Estambul… Él ha dicho que por supuesto, cuando queramos.

Por último Sebastián, el pequeño-gran hombre. Tiene 23 años, y ha tenido serios problemas en Amsterdam así que se ha venido para acá con la intención de tranquilizarse un poco. Es muy buen niño, y creo que es el que mejor habla inglés de todos, no hay que olvidar que al ser Belga habla además francés y alemán. Tiene muy poca edad para lo que ha vivido pero tiene cabeza, así que creo que le irán bien las cosas.

Pero a la que le van bien es a la pequeña Damaris. Fifí se ha portado con ella como una madre y ha querido dejarla en buenas manos durante su estancia en Francia. Se fue a casa el miércoles pasado y llegará éste miércoles, pero antes de marcharse le presentó a Paula, la colombiana que vivía aquí cuando llegué, y se ha hecho con un grupo de amigos de su misma edad, así que lo está pasando “relindo”. El jueves pasado fue a la fiesta de cumpleaños de un amigo y vino asustada la pobre. Dice que entraron a una discoteca y que al entrar la gente (dicho a su manera) “estaba reloca, pues gritando tanto.. que, ay pues, yo me asusté, y después al rato, yo no sé, pero un chamaco me frotó toda su mano por toda mi cara y… ya no, me fastidiaron la fiesta y me vine para la casa”. Es muy graciosa la forma en la que habla, porque es como si todo le costase el triple que al resto de los mortales.

Pero creo que el momento ¡quiero morirme!, fue este fin de semana. El domingo le dije de ir a almorzar juntas a la calle principal del barrio, y cuando nos acercábamos a la zona escuchamos gritos, era un grupo de chicos peleándose. Nos quedamos mirando un poco y decidimos cruzar la acerca para no pasar al lado de ellos, cuando íbamos a pasar bajó su mano y cogió la mía, ¿tú también?! ¿Es que aquí nadie sabe cruzar la calle sin mi mano!?

2 comentarios:

  1. Hola. Es la segunda vez que te escribo un comentario pero no se quedan guardados ¡Jo! Bueno, que sepas que me encanta tu blosss. Besitos bella fló.

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  2. Gracias, Aurelístico! Me encantó verte como seguidor. La verdad es que lo estoy pasando muy bien escribiéndolo y a la gente le está gustando, así que tendré que seguir! Muchos besos goldos para tí también!

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