24 mayo 2011

I Love Bournemouth


    Ésta ha sido la frase de guerra de los dos últimos fines de semana. El acuerdo unánime ha sido el de imprimir una camiseta con esta típica frase, con corazón incluido, of course!
  
    El viernes pasado pisé la noche ‘bournemiana’ por primera vez. Dado que era mí primera salida tenía que pensar muy bien cómo iba a arreglarme. Parece una tontería pero estoy saliendo con chicas que son más jóvenes y ‘estrechas’ que yo, y además creo que la más alta es tan grande como Jazmina (1,55 cm). Además, el centro de la ciudad está a media hora caminando así que la vuelta iba a ser en taxi pero sola. Lo tenía claro, vaquero y camisa negra, tacones y un bolso del que no me separase en toda la noche (soy algo propensa a las pérdidas y hurtos).
            El plan era tomar sidra (2 litros, tres pounds), en casa de mi compañera de clase Ángela, con su amiga Vicky. Los nos reuniríamos con unos amigos suyos ingleses que resultaron ser adorables.
 
Estuvimos en Kukui, un bar-discoteca ambientado en Hawaii. Las lámpara del techo (a modo de adorno) estaban hechas con la piel de los peces globos con púas y en su interior una bombilla de color,  los había azules, naranjas, verdes… Algunas de las paredes eran de caña y los camareros iban algo así como ambientados, el vestuario debía tener algo alusivo pero la imaginación de algunos no estaba al nivel. 
           
 En la discoteca estaban los amigos de Ángela y la dulce Vicky. Ella es inglesa pero habla español perfecto, aunque con acento inglés. Es muy cariñosa y éste fin de semana nos despedimos tirándonos besos volaos. Le encanta todo lo hispano, en especial la salsa y los hombres latinos.

(Clark, Claire, Vicky, y Cris 'la gigante')
Claire, comenzó a hablar conmigo la última de todos pero terminó por ser mi compañera de copas. Coincidíamos en acabarlas juntas, así que nos conocimos en los tiempos de espera de la barra y para  fumar, pues la discoteca tenía salida a un callejón para que la gente fume; y ligue, porque son como moscones, en cuanto te despistas te están pidiendo el número.

Clark, es el amigo alocado y danzarín que no paró de bailar en toda la noche, aunque también se dedicó un tiempo a hablar conmigo. Lo cierto es que mi mejor inglés sale en las discotecas, los ingleses siempre me dicen que tengo un buen inglés para llevar tres semanas y sin embargo, cuando hablo en clase me miran como si no entendieran una palabra.

                                                                                                                                                                            Lo cierto es que lo pasamos en grande. Las copas valen 2 pounds la ‘single’ (un chupito medido) y 3 pounds la ‘doble’ (dos chupitos), así que me tomé una ‘single’ y tres ‘double’, y la resaca al día siguiente fue quíntuple. Madre mía, me quería morir, ¡un momento! para mí que eso no era Bacardi… Poco a poco fue apareciendo gente de clase. Sebastian estaba por allí, muy acaramelado, con una chica; tanto que Ángela y yo nos preocupamos porque no paraban ni a coger aire.
     Es en Kukui, esa noche, cuando entra en escena Ángela, una española de Huelva de 19 años que me cae genial. Terminamos esa noche tocando palmas mientras esperábamos a que todo el mundo saliera de allí, y como me diría mi madre “preocupada de que todo se quede recogido y limpio”. Mi primera noche acabó a las cinco de la mañana, y no tan borracha como para la resaca que me aguardaba.
       Me desperté a las 10.00 de la mañana, la claridad de la habitación no me deja dormir hasta más tarde. Desayuné, di un par de vueltas por la casa y terminé por quedarme dormida hasta las 16:00 horas, me duché, comí algo y salí corriendo porque llegaba tarde al asadero que habíamos organizado con los compañeros de clase.

Vinieron Bryan y Woo, Abdúl, Sebastian, Stephanie y Ángela. Me reí mucho con ella, me lo paso genial porque está loca también, no le avergüenza casi nada, es súper femenina y de las que piensan (supongo que por cultura) que los hombres deben abrir las puertas de los coches, pagar todas las cuentas… así que muchas veces me exploto con las cosas que dice, le he cogido mucho cariño en este tiempo. No sé, es bastante distinta a mí pero nos entendemos bien, yo también soy algo clásica. Pero mira qué momentos nos regala:


El asadero estuvo muy bien salvo por el viento. Éste viento frío de congelador industrial me está matando. Cuando no hace viento la temperatura es muy agradable, pero como el aire se mueva…

 Así que después de comer hamburguesas, piñas y pollo, y beber cerveza belga, licor japonés y cerveza malta, nos fuimos al hostal donde se hospeda Abdúl, y allí pasamos el resto de la tarde.

  Woo tiene serios problemas con la ‘r’ y cada que vez que le cuesta decir una palabra difícil me quiero morir de la risa, entonces le dije el trabalenguas español “El perro de San Roque no tiene rabo..” y alucinó. Después me acordé de que días atrás Mrs. James me había enseñado un trabalenguas inglés así que les pregunté si en el país de ellos tenían alguno. El coreano es muy gracioso, son todos ‘nio noiiinnok njij noino’, más o menos. La tarde se pasó volando, así que las 23:30 horas ya estaba en casa.

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   A mitad de la semana pasada Ángela me propuso ir el sábado a una fiesta Hawaiana que comenzaba en un hostal, seguía en un barco y terminaba en una discoteca, todo por 20 pounds. La respuesta fue inmediata, ¿dónde compro la entrada?

La fiesta era un acto benéfico para recoger fondos para el cáncer, y había que llevar algo naranja y adorno floral. Le propusimos a Ángela la española (para poder diferenciarlas, voy a llamarla Angelita, ya que es la más joven) que se viniera con nosotras, y se vino con varias amigas, todas con una camiseta naranja y una banda de flores adornando la cabeza. Además también vinieron Vicky y cinco amigos más.


 Cuando llegamos nos sentimos un poco ridículas, sobretodo porque las chicas que estaban allí iban monísimas con sus vestidos ajustados naranjas. Pero lo cierto es que estábamos lindas, y el cava con naranja que nos pusieron durante hora y media, acabó por hacer el resto.



Sobre las 19:00h un autobús nos recogió y nos llevó a Poole, un pueblo con puerto, muy bonito. En el barco había fiesta cubana, esto era, música salsa toda la noche.







Así que primero nos tomamos unos vasos de sidra…







 y disfrutamos del paisaje.

 









   El barco hacía un recorrido por la ‘Costa Jurásica’ de Poole. La Costa Jurásica son unos altos acantilados cuyos pies quedan odornados por unas preciosas playas de arena dorada. Hay dos playas separadas por una pared natural y en medio una mini gruta por la que se accede a la otra playa.



 
 En el barco lo pasamos como niñas chicas. Bailamos coreografías que nos sabíamos las españolas de las canciones que ponían como ‘Aserejé’,  o ‘Follow the leader’, hice a los ingleses girar bajo mi dedo, y los hicimos cantar "Y0 tengo un novio que me lleva a la bahía..." Representamos el Titanic en la proa del barco… El payaso, en resumen...




Y por supuesto, girar en una barra vertical que ví casi al final de la noche.



 En cuanto giré un par de veces, la mayoría de los que miraban querían probar así que enganché al organizador para que lo intentara. No hay foto del momento, pero lo hizo. El organizador era éste…



Después una chica que esperaba en la cola del baño tenía cara de querer, así que la animé y ya nunca más quiso bajarse. Juzguen ustedes mismos:




   Cuando el barco llegó a puerto, el mismo autobús nos llevó a un Night-Club llamado ‘Lounge Bar’, donde había más música salsa, a mí siempre me ha gustado, pero toda la noche… fue demasiado. Además, antes de entrar nos comimos una hamburguesa-perrito caliente (salchichas dentro de un pan de hamburguesa) en un hindú. Acompañé a Angelita a la residencia pues debía cambiarse de ropa y cuando llegamos de nuevo a la discoteca, estaba muerta. Además, ya tocaba cubata y recordando la resaca del fin de semana anterior, opté por tomarme uno y marchar. Los ingleses habían podido conmigo

Se había acabado el triatlón para mí.

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